Su misión es clara: impedir que la estructura se rompa y dañe el cuerpo del piloto. Para lograrlo el habitáculo está construido con materiales como el aluminio y el carbono.
Para la presente temporada la FIA (Federación Internacional de Automovilismo) completó este cupo de medidas con un aumento de 15 centímetros de la altura lateral del habitáculo de los coches de Fórmula 1. De este modo se protege aún más la cabeza del piloto es situaciones peligrosas.
Esta filosofía es una de las que se han trasladado a los vehículos de producción. Ante un accidente, el impacto daña las estrucutras deformables, mientras que la carrocería -siempre y cuando el accidente esté dentro de unos límites- se mantiene intacta. El objetivo por tanto de este tipo de carrocerías es evitar que la deformación llegue a la parte donde se empiezan a jugar vidas, el habitáculo. Es importante que este tenga una buena solidez en los pilares de su techo, los paneles de las puertas y los refuerzos.
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